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Profesionales del sector educativo dialogaron sobre cómo implementar políticas de evaluación de aprendizajes
El segundo taller del Foro Regional de Política Educativa 2022 reunió a autoridades estatales y escolares de América Latina y el Caribe para reflexionar en torno a la aplicación de políticas de evaluación para superar la crisis de aprendizajes.
Estudiante con dificultades frente al pizarrón.

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El segundo taller del Foro Regional, moderado por el Presidente de la Comisión Directiva del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEEd) de Uruguay, Javier Lasida, tuvo el objetivo de analizar las políticas de evaluación de aprendizajes, identificando los principales desafíos de estas en la región y formulando recomendaciones que contribuyan a la calidad y equidad.

Durante el taller, se subrayó que la evaluación debe ser pensada como un aporte para lograr que el estudiantado, en especial los grupos que posean más dificultades, alcancen las metas propuestas. No es un fin en sí mismo, sino una herramienta para que los estudiantes aprendan mejor. A la hora de implementar las políticas, se establecieron cinco dimensiones que inciden en ellas: la gobernanza y sostenibilidad –aludiendo a la inclusión de una agenda independiente al gobierno–; el liderazgo y las capacidades técnicas; la articulación; la cultura común; y el contexto. Teniendo en cuenta estos puntos, los participantes del Foro debieron identificar los desafíos más apremiantes y plantear propuestas de mejora para un impacto efectivo y duradero en los logros educativos regionales.

El primer punto que se destacó en la exposición de este trabajo en equipo fue la necesidad de promover el uso de la evaluación para mejorar el diseño de la política educativa y de las prácticas en el aula, a través de la formación y profesionalización docente en diversas modalidades. A su vez se tuvo en cuenta la importancia de contar con agencias evaluadoras independientes y promover la colaboración entre instituciones y actores de la evaluación.

Otro de los desafíos mencionados fue el fortalecimiento de cada centro educativo en la articulación de distintos tipos de evaluación entre sí y al servicio de la mejora pedagógica, lo que supone promover liderazgos y el compromiso entre los actores, a la vez que acompañamiento y apoyo a docentes. Además, se planteó la importancia de construir confianza en la evaluación, dando a conocer siempre los resultados, mejorando su difusión y su comprensión por parte de todos los actores.

En cuanto al proceso evaluativo en sí mismo, los participantes remarcaron la posibilidad de que estos sean más integrales, que incluyan factores socioemocionales y el cuidado del ambiente, por ejemplo.

Al final, se sostuvo que es impostergable aprender de lo ocurrido en la pandemia mediante el reconocimiento de los procesos de enseñanza generados fuera de la escuela y de los sistemas de información potenciados por la emergencia.

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